martes, 27 de marzo de 2012

Roger, la pasión turca outdoor



Esta semana tuve una cita con un chico. Algunos de los lectores ya lo sabrán porque la fui relatando como pude a través de mi cuentade twitter con el hashtag #CitaconOriol. Sí, a veces soy muy fuerte. Me pasé la cena poniendo excusas tipo “mañana por la mañana tengo una reunión de trabajo importante y mi jefe me está escribiendo” para sacar el móvil, o twitteaba desde el baño del restaurante.

También volví a ver a Fabio en una cita sin incidencias. Quedamos para comer, tomar un té y charlar. Nada destacable, pero como siempre, morí de amor.

Pero el caso es que quedé con otro chico y me gustó. Pero sin más. Se llama Roger y es canadiense, pero descendiente de turcos. Un rollo exótico de lo más pintón. Físicamente es moreno (pero no negruzco), alto, bastante fuerte (¡qué brazos!) y con unos labios riquísimos. Es también un chico muy educado, amable, que te escucha cuando hablas y que te da confianza.

La cita transcurrió sin sobresaltos: cena, conversación, paseo y beso. Hasta ahí, que vino lo interesante. Como no tenía mi dormitorio limpio, no quise invitarle a casa (era un caos y no quería dar mala impresión, ¿vale?) y como él vive donde Jesús dio las tres voces tampoco pudimos ir a su casa. Así que optamos por ir a una zona de cruising de Madrid bastante apartada donde dejarnos llevar por los besos, y lo que viniese después.

Y así acabamos en la zona de Casa de Campo dándolo todo. Primero nos enrollamos, luego nos metimos las manos dentro del pantalón, después desabrochamos… sin darnos cuenta estábamos con la polla fuera y magreándonos, sin importarnos que de vez en cuando pasaban cerca coches y señores a pie. Y en honor a este blog allí me agaché y manché mis rodillas de barro para llegar al cielo. Roger quedó extasiado y no parecía sentir ya el frío de la noche madrileña cuando sacó un condón de su bolsillo, me levantó con fuerza, me dio la vuelta y me la metió hasta el fondo.

Jamás me hubiese imaginado follando de noche en un bosque cuando empezó la cita. Desde luego, no estuvo nada mal. Tras el polvo nos recolocamos la ropa y volvimos a la civilización entre bromas. Me acompañó al metro y nos despedimos con un casto beso, como colegiales. Y después un whatsapp diciéndome lo mucho que le había gustado. Un hombre que sabe hacer las cosas bien.

Aplicándole el Oriolómetro, Roger no sale muy mal parado. Aunque hay que decir que las puntuaciones pueden moverse según lo vaya conociendo más.

- Inteligencia: 7
- Simpatía: 6
- Complicidad: 5
- Cara: 7
- Cuerpo: 7
- Morbo: 7
- Ejecución: 8
- Media: 6,7

Me escribió ayer y creo que esta semana creo que volveré a verle. Parece que le gusté bastante o que le dejé con ganas de más… ya os contaré.

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